2009-05-05

Nuestro novelista polanquino José María de Pereda dedicó una de sus grandes novelas, 'Sotileza' -diciembre 1884-, a Santander y sus hombres de mar. Los pescadores y sus marinos mercantes. Los extraordinarios cuadros de Gutiérrez Solana, el armador y el capitán, como un complemento nos recrean, nos sumergen en el tiempo de la novela.
En ese recrearse, en describirnos esos hombres de mar dedicó en su capítulo XIII un párrafo a los prácticos. Breve pero que nos permite conocer cómo era la Corporación y la manera de realizarse sus servicios. Se lee: «Las lanchas de práctico no tienen tripulantes fijos, y se echa mano de los primeros que se presentan. La remuneración es tal cual. Por un limonaje a un barco que pase de ciento cincuenta toneladas se le cobran doscientos veinte reales, de los cuales ciento son para el práctico, soldada y media para la lancha, y el resto para los marineros. Cada día entran dos prácticos de servicio, los cuales deben estar, una hora antes del amanecer, en la boca del puerto, y no pueden retirarse hasta otra hora después de anochecido. Si el servicio de estas lanchas no alcanza, avisa el práctico mayor, para los casos extraordinarios, al patrón o a los patrones que se necesiten, por riguroso turno».
Ese breve relato nos dice que la Corporación estaba compuesta por patrones y que no había servicio nocturno. La única interpretación, la inexistencia, en bahía, de un balizamiento con alumbrado.

Suscitó mi curiosidad conocer el historial del balizamiento de la bahía y a inicio de 1998 acudí a la Autoridad Portuaria en demanda de datos. Me relacioné con su presidente, en ese momento, Fernando García Pérez, que me atendió con toda generosidad y su resultado me permitió conocer que en 1882, dos años antes de la novela, existían en la bahía «ocho boyas-balizas de la Junta que señalan el derrotero de los buques dentro del puerto». Útiles para el practicaje diurno.
Para las luminosas se tuvo que esperar a un proyecto de 1906 cuando se encargó el estudio del balizamiento general del puerto: cuatro boyas para indicar la entrada a la bahía. Aprobado por R. D. de 5 de junio de 1907. Incluía la adquisición de cuatro boyas y una más de repuesto, y la construcción de una fábrica de gas que las alimentara. Estaban en servicio el 14 de mayo de 1908.

El 2 de septiembre de 1918 se aprobó el presupuesto del proyecto 'Reformado adicional al de alumbrado y conservación de boyas y balizas'.
Los prácticos completaban sus servicios. Era posible el trabajo nocturno pero la Corporación se transformaría con el relevo paulatino de los patrones por capitanes de la Marina Mercante. Esta transición se inició en el año 1909 y accedieron a la misma José Felipe Vayas y mi padre. Habían navegado, como capitanes con mando, en los buques de la Compañía Santanderina de Navegación. Para dejar constancia de la nueva composición de la Corporación se hizo, en 1910, la fotografía adjunta. Lugar, en la escalera de acceso al pabellón que tenían asignado en la Comandancia de Marina Puertochiqueña.

En cuanto he podido identificarlos, parcialmente, eran: Vicente Madariaga, práctico mayor, en el centro de la primera fila. Persona muy querida en la ciudad por los salvamentos que realizó en la bahía y fundador de una saga de descendientes que, con el tiempo, han formado parte de la misma. A su derecha, con su barba patriarcal, Ricardo Rey. A su izquierda, José D. Dañobeitia. Los otros dos, lamentándolo, no lo he conseguido. En último lugar los capitanes: José Felipe y mi padre, apoyado en el quicio de la puerta.

La Corporación aumentó hasta doce prácticos. José Felipe Vayas causó baja y la primera, compuesta por capitanes, estaba formada por mi padre, práctico mayor y le seguían, por orden de antigüedad, Indalecio Santos López, Germán del Río Sáinz, Miguel Ruano de la Sota, Carlos González Torre, Jesús Dañobeitia Alonso, Manuel Revuelta Sáinz, Miguel Cantolla Pedraja, Juan José Sánchez, Luis Fernández López, Agustín Arango Cimiano y Francisco Maza. Llegó con estos titulares hasta julio de 1936.


3 de Marzo de 2009
D. Angel Díaz de Entresotos

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